martes, 14 de junio de 2016

Engaña a tu mujer y cuando llegues a casa...


Era el jefe de ventas de una empresa que estaba pasando por muy buen momento económico.

Por allá por el 2006, fluía el crédito alegremente.

La venta de viviendas estaba en pleno auge y la empresa no hacía más que facturar.

Facturar, facturar y facturar y todos contentos.


Dinero en el bolsillo para gastar y un tren de vida inigualable.

Pero era como si faltara algo.

Algo de aventura. Desenfreno. Pasión.

Hacer algo para liberar tensiones y evadirse de la realidad.

De la realidad de una vida ejemplar. Aburrida. Rutinaria.

La vida que la sociedad te dice que tienes que tener para dar ejemplo.

Consigue un buen trabajo. Cómprate un ático. Cásate. Ten varios hijos y ya.

Ya has triunfado.

Socialmente un triunfador.

Buen estatus, gran diplomacia, un coche de alta gama, una mujer y varios hijos.

Soy envidiable.

La gente me envidia y cuando me ves pienso « tu envidia aumenta mi ego »

Pero detrás de esa vida de alguien envidiable puede ser que no haya más que un desgraciado.

Una mujer. Soltera. También con un buen estatus.

Formaba parte de la empresa.

Pasaba largas horas en el despacho hablando con su jefe de ventas.

Hablando de proyectos, precios, clientes, reuniones y ¿ a qué hora quedamos ? Estoy sola en casa.

Una mañana. Plena jornada laboral. Pasaba por delante de la casa de esta mujer.

El coche del jefe de ventas estaba aparcado frente al portal.

¿ Sospechoso ?.

No.

Evidente.

Los rumores se expandían cada vez más entre los empleados.

Cada vez las visitas de esta mujer al despacho del jefe de ventas eran más frecuentes.

Las llamadas que ella realizaba se incrementaban. El destinatario era siempre el mismo.

El piloto de la linea ocupada cada vez se prolongaba durante más tiempo.

El jefe de ventas. Su empleada. Hablando de negocios. De negocios de libre moral.

Ambos mostraban una sonrisa de oreja a oreja.

Mientras tanto, su mujer "en papeles", era ajena a todo aquello.

No puedo evitar que se me pase la imagen por la cabeza.

Él llegando a casa después del trabajo. Con su americana. Su colonia de triunfador. Abre la puerta de su ático en el que le esperan su mujer y sus dos hijos. Entonces él dice: « hola cariño ¿ cómo están los niños ? »

Qué bonito.

Qué ejemplar.

Un triunfador desgraciado.

Si alguien no es capaz de mantener una relación contractual con una compañía telefónica por más de un año ¿ por qué establecen una relación contractual con una persona para el resto de tu vida ?

« Sí quiero » se dijeron el día de la ceremonia.

Yo a eso le llamo cinismo.

No está contento con su mujer; sin embargo, cuando llega a casa, todo va bien.

« Vamos a una cena con unos amigos cariño ».

Cinismo.

Cinismo e hipocresía en su sonrisa.

Le han pillado.

Sin embargo, está orgulloso.

Orgulloso de reírse de su mujer "en papeles". La mira, le sonríe y piensa « si tú supieras que cabrón soy y tú sin saberlo ».

Alardea con sus colegas directivos de estar tirándose a su empleada.

Cachonda, desenfrenada en la cama.

Contándoles lo que ésta le hizo la última noche.

Contándoles lo bien que sabía el champán mientras estaban en el jacuzzi de aquel motel.

Aquel motel que quedaba de camino a casa.

De camino a casa después de la cena de empresa.

« Vamos a celebrar que se han cumplido los objetivos ».

« Hemos sobrepasado los objetivos ».

« Yo pago ».


Cena, copas, quizás algo más y luego, terminamos en el motel.

« Cariño esta noche tengo trabajo y me quedaré hasta tarde en la oficina ».
- « No trabajes mucho corazón, te espero despierta », le dice ella mientras su amante está con la camisa entreabierta y metiendo la mano en su bragueta.

Al otro lado de la línea, su mujer "en papeles".

Sigue ajena a todo.

Su amante también está orgullosa por estar tirándose a su jefe.

Cerrando negocios. Negocios de cama.

Todas sus compañeras la respetan porque ahora es la "mano" derecha del jefe. Nadie le puede decir nada, no vaya a ser que se lo diga al jefe y éste le ponga en la calle.

Vida ejemplar. Vida de triunfador. Vida de un desgraciado. Vida de un triunfador desgraciado.

Recuerdo un dicho: « El rencor es como inyectarse veneno y esperar a que la otra persona muera »




Flash de liberación.

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